miércoles, 25 de enero de 2012

En las manos


Con el corazón en las manos voy

no tengo problemas en mostrarselo
al que lo quiera ver.
Se dejó engañar, se dejó corromper,
Por algunas de todas esas mentiras que nos hacen creer.
Pero el tiempo pasó, las cosas se pusieron más claras,
y ahora sabe que lo que más quiere aprender..
es a ser sincero.

Sebastián Pasquini

lunes, 23 de enero de 2012

El lindo robot.


Y todo el tiempo te cae la ficha,
por algo nuevo, por algo vi
ejo,
por algo tonto, por algo serio
y así avanza la vida
y te vas poniendo viejo

Y un día cerrás los ojos, y todo empieza de nuevo.

Pincha aquí para escuchar al Robot

jueves, 19 de enero de 2012

NO a SOPA



Pienso que lo único que podemos hacer como parte de esto, es protestar. Todos queremos un mundo más unido, libre e informado .
Me la chupan los derechos de autor.

¡Chupense una verga yankees de mierda!

domingo, 15 de enero de 2012

Un librito para el viaje.



"En el fondo la tradición no es más que una de las formas que podía revestir la historia pero sin los escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin recurrir a las galas de la fantasía. Menos estrechos y peligrosos son los limites de la tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad le es licito edificar un castillo."

viernes, 13 de enero de 2012

Marina y el Perú.





Pisé el Perú después de 11 años. La última vez que había venido a "la tierra de papá" había sido un verano del 98 por vacaciones . No me gustaba el Perú, siempre tenía la idea de un lugar emprobrecido , atrasado y muy distinto al barrio donde vivía y a lugar donde había crecido > Villa Ballester.

Y todo esto le sumaba los innumerables comentarios negativos ,que mi madre , argentina ella, me llenó desde mi infancia sobre "el país de tu papá" .Para mí, en ese entonces, los peruanos eran borrachos, feos y con olor, y de esto no se salvaba nadie, porque mamá los metía a todos en cualquiera de estas categorías.

Mamá no tenía piedad contra la tierra del Inca, su resentimiento no era contra el Perú en sí (algo que recién aprendí muchísimos años después) era contra Hugo, su esposo peruano, que le hizo la vida imposible en su travesía peruana.

Resulta que Marina y Hugo se enamoraron en la universitaria ciudad de La Plata (capital de la Provincia de Buenos Aires, para los que lean esto fuera de estas tierras) . Hugo se recibió con altas calificaciones en ciencias veterinarias, y conoció a Marina en una "fiesta de peruanos" en un rinconcito de la ciudad de las diagonales . Marina se encontraba en tercer año de Odontología, y una noche fue invitada por una compañera peruana a un baile (un "tono" dirían los incaícos) .

Allí se conocieron, allí bailaron y allí se enamoraron.
Hugo , que ya había cumplido su misión en Argentina para alegría de sus compadres y su familia, decidía volver al Perú . Mamá aceptó ir, sin saber que iba a regresar dos años más tarde, con el resentimiento que mencioné antes, y con la persona que escribe pidiendo teta y llorando.

Yo crecí entonces, con los relatos de las travesuras de mi padre: infidelidades a la luz del día, borracheras interminables , maltrato verbal y físico hacia mamá, y montañas de etceteras. Dotes del "machismo peruano".
Mi mamá odiaba al Perú, tanto ,que una noche allá en Barranca (ciudad donde me procrearon), le avisó que regresaba a Buenos Aires con o sin él. Y regresaron y regresé.

Fue así que yo crecí donde mamá quiso, mamá quería para mí Argentina.
Quería que su primogénito creciera en la tierra del tango.
Y no le recrimino nada a mamá, al contrario, le agradezco.
Me regaló sin querer, una familia de amigos, el acento que llevo conmigo,, Boca Juniors, el mate como compañero, y una idiosincracia que , nada tienen que ver con el DNI rosado y de tapa marrón para extranjeros  que entregan en Argentina a peruanos, bolivianos, chinos, africanos exiliados y toda la tropa de forasteros.
Lo que sí voy a objetar, que se haya equivocado tanto.
El Perú che, no era tan malo como mamá contaba, en algunas cosas le doy la mano derecha, en otras... vieja, le pifiaste feo.

Nunca me hablaste de su riquísima comida, de la alegría de sus jaranas , del sonido de los cajones , de la marinera, de su mar, de su cerveza (¡cómo no ser borracho con estas cervezas!), y de todas las cosas lindas que tiene este lugar, que en definitiva también es un poquito mío, por papá y por mi nacimiento ...
 

Esta noche, madre mía, soy un poquito como Hugo, voy por la tercera cerveza y mi cara empieza desfigurarse. Pero con una gran diferencia. En vez de nostalgiar con Eva Ayllón y el criollismo peruano, Sabina me habla de Buenos Aires.

Saludos desde Lima.

Ponto Do Equilibrio



Una de las canciones que más sonaron en mi casa en Buenos Aires, el barba me la enseñó .
La cantaba a dúo con su hijito de 3 años .

Lindo verano, bailando, drogándonos y tomando mucha cerveza.

viernes, 6 de enero de 2012

Matías

¿Te molesta mi amor?
Mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte
de paz.

S. Rodriguez

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Era mi primer domingo en Buenos Aires.
Ya estaba pasada la media noche y a pesar de haber dormido solamente 4 horas desde mi salida de Lima hasta ese momento ( con una fiesta y un reencuentro de por medio ) me sentí nuevamente en Lima. Solo, aburrido, buscando en internet alguien que quisiera seguir despierto.
La gran ventaja esta vez es que tenía a todo el mundo cerca (ese gran puñado de amigos y conocidos que dejé en esta ciudad desde que partí al Perú) pero ¿qué hacer frente a un inminente Lunes de obligaciones y ocupaciones dónde todo este puñado se ve afectado?.
Hay una respuesta, lo
encontré a Mato conectado en Facebook.
Le dije que quería visitarlo y si nos juntábamos a tomar algo. No tardó nada en responderme que era una buena idea. Busqué a la negrita (como cariñosamente la llamo a mi bicicleta), estaba intacta al parecer, pero Nicolás  me advirtió que no iba a llegar a ningún lado con ella ...

El remís me dejó al lado de un Ford Falcon viejísimo ,oxidado , y con una enorme cantidad de tierra frente a él , que impediría cualquier intento de resurrección del auto.
Imposible no recordar la casa de Mato.
Esas puertas de madera totalmente vulnerables a cualquier ladrón, esos árboles que sobresalen por la escasa pared ( de madera también) , y el mismo timbre que no funciona. Toque un par de veces las puertas , pensé que podría llegar abrirlas si seguía golpeando, así que esperé que el anfitrión se asomara.
Y ahí lo vi venir, con una sonrisa de oreja a oreja, y un "¿qué hacés Dieguito?" que me daba la bienvenida a su jungla , su rancho, su lugar.

La casa por dentro , estaba bastante cambiada a mi último recuerdo. Veía por todos lados esculturas de animales, de cabezas de animales, botellas muy artísticamente y estrategicamente colocadas en la parte superior de una pared donde nacía una tela que servía seguramente para combatir el sol. 

Era un taller a simple vista. Me quedé observando cada una de las criaturas con las que me iba a topando, Mato me comentó que Tati , su hermana , estudiaba bellas artes en un instituto de San Isidro ,
-"Mirá vos, es una casa de artistas tu casa ahora", le dije con una sonrisa .

Mato me presentó a cada una de sus plantas y hongos que crecían en el enorme patio que posee su casa. Algunas las llamaba por el nombre, otras las describía sencillamente por el efecto que causaban en las neuronas. El clima estaba espléndido y la noche también.

Buscamos cervezas por todas las calles aledañas a Castelli sin éxito alguno.
Mato ,viendo la situación, me dijo que el único lugar donde encontraríamos algo abierto a esa hora era en la villa, no recuerdo bien el nombre, pero le dije que no había problema en "meternos" para encontrar cervezas.

Me intrigaba en realidad, ver eso que en Buenos Aires le llaman "villas", siempre suena a marginada esa palabra, a delincuencia, a malvivientes , merca , paco, negros, cabeza, cumbieros y etceteras. Pero yo quería ver, yo era de nuevo un observador de cada calle que pisaba, y durante mis largos años en Argentina jamás había pisado una .
 

No sentí miedo en absoluto, seguramente por la presencia de Mato, un conocedor del lugar , sobre todo en esas noches "en las que el sueño no llega Dieguito"...

Mato tenía un gran problema, se habia metido demasiado con la coca, al punto de sufrir ataques de paranoía.
Algo sabía, antes de llegar a él, de este asunto, pero quería presenciarlo, quería y estaba interesado en saber cómo estaba. Su cara no mentía cuando se transformaba, y respiraba agitado. Parecía que en cualquier momento se podía , quién sabe si en el increíble Hulk, en el mismísimo demonio o qué . Ahí comprendí que no era mentira lo que de él se comentaba, inspiraba algo de miedo es cierto , pero siempre me mantuve cauto y escuchándolo.
Hasta que un poco a propósito y otro por ganas propias de que bajara las revoluciones .
Empecé a comentarle lo lindo de estar en Buenos Aires, los miedos y las lágrimas por las que pasé en Lima, los lugares donde aprendí a comer solo , y lo contento que estaba de poder darme una vuelta por estos lares cada tanto. 

Me escuchó atentamente, y su cara volvió a ser la misma. Me confesó cada unas de las extravagantes aventuras sexuales por las que atravesó todo este tiempo, la simpleza con la que se tomaba las relaciones con el sexo opuesto y culminó en un "te veo bien Dieguito, yo también me quiero poner las pilas".

Me ofreció dormir en un sillón del comedor, me alcanzó una sábana y se fue a jugar Counter Strike.
Dormí muy cómodo y con uno de sus gatos caminando por mi espalda , algo así como un servicio de masaje relajante para agarrar el sueño.

Al día siguiente me despertaron unos ruidos de martillos y cinceles que se escuchaban desde su patio-jungla. Salí a su encuentro y me topé con una imagen hermosa. Mato martilleando y dándole forma a una especie de cenicero, sentado en un pedazo de árbol que le servía de asiento, la pava a su lado , un cigarro en su boca, y la voz de Silvio Rodriguez de fondo, muy de fondo...

-"¿Tomás unos mates Dieguito?"